Imagen de una persona sosteniendo un teléfono celular que representa desinformación en las redes sociales

Desinformación en las redes sociales: ¿cómo ocurre?

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Después de entender qué significa desinformación, fake news y mala información, llegó el momento de explicar cómo ocurre la desinformación en las redes sociales. Esto se debe a que este fenómeno tiene dinámicas propias de los tiempos actuales que necesitan ser desglosadas para, así, combatir sus impactos en la sociedad.

Este texto es la segunda parte de la serie sobre desinformación, una colaboración de Politize! con el *desinformante. En esta serie de contenidos, exploraremos no solo qué es la desinformación, sino también cuáles son sus principales características, impactos en la sociedad y posibles soluciones para enfrentar este problema actual, como la regulación de plataformas.

Las campañas coordinadas de desinformación en las redes sociales

Ya sabes que cuando alguien crea contenido desinformativo y lo comparte en redes sociales, lo hace de manera consciente, es decir: existe la intención de causar algún daño al debate público, ya sea sembrando dudas en la población o mezclando información con objetivos políticos, económicos o sociales.

Por eso, no es de extrañar que en los últimos años hayan surgido acciones articuladas para crear narrativas desinformativas en todo el mundo. Esto ocurre, principalmente, en momentos clave de un país, como en elecciones y en crisis ambientales, sanitarias o económicas.

En las elecciones, por ejemplo, a medida que se acerca la votación, aumenta la cantidad de contenidos desinformativos, como fake news, circulando en las redes para perjudicar o impulsar a algún candidato, coalición o partido.

Esto se debe a que existe la intención de influir en el voto de los electores, cambiando sus perspectivas sobre los candidatos, las agendas políticas e incluso sobre el proceso electoral democrático.

Uno de los elementos importantes en estas campañas coordinadas son las cuentas falsas, perfiles de personas ficticias y canales de contenido creados específicamente para compartir información distorsionada o manipulada en las plataformas digitales.

El objetivo de estas cuentas falsas y canales, por lo tanto, es crear una ola de mentiras e información engañosa para bombardear al usuario, que, al ver el contenido repetidamente, termina creyéndolo y volviéndose cada vez más reacio a verificar o reconsiderar sus posturas. Esto es lo que los investigadores denominan “efecto de la verdad ilusoria”.

¿Cómo funciona la fábrica de desinformación política?

En 2022, el NetLab de la Universidad Federal de Río de Janeiro desarrolló un estudio para analizar cómo ocurre la desinformación en redes sociales. En entrevista con G1, los investigadores explicaron que la información falsa sigue los siguientes pasos:

  1. Creación de la narrativa: Los primeros contenidos se publican en sitios “noticiosos” que comparten historias sensacionalistas e hiperpartidistas, además de canales de YouTube con pocos seguidores.
  1. Prueba de receptividad: Luego, se prueba la adhesión a estos discursos en grupos cerrados de aplicaciones de mensajería como WhatsApp y Telegram.
  1. Burbujas: El contenido pasa a grupos de Facebook y anuncios segmentados para llegar a nichos de población, como religiosos o mujeres.
  1. Desinformación audiovisual: La información falsa se convierte en material audiovisual para compartirse en redes como Instagram, TikTok y canales medianos o grandes de YouTube.
  1. Campaña “Firehose”: Finalmente, con el contenido y la narrativa probados, comienza la campaña masiva, distribuyendo las piezas en múltiples plataformas.

En aquel momento, Marie Santini, directora del NetLab, explicó este proceso al portal de noticias:

“La desinformación hoy funciona como una campaña permanente, donde reduces la resistencia de las personas a ciertas narrativas y aumentas su resistencia a la verificación. La persona empieza a ser bombardeada por distintas fuentes. Una narrativa repetida muchas veces tiene el efecto de generar dudas incluso en públicos que no serían el objetivo principal de una estrategia de desinformación”.

Los ataques a la prensa también forman parte de las estrategias desinformativas. Según el NetLab de la UFRJ, destruir la credibilidad de los medios tradicionales es uno de los primeros pasos en una campaña de este tipo.

Discursos que afirman que “los medios son autoritarios” o que “manipulan el debate público” son algunos ejemplos de narrativas identificadas en los últimos años por los investigadores.

Persona sosteniendo un teléfono celular que representa desinformación en las redes sociales
La desinformación en las redes sociales es un problema hoy en día. Imagen: Freepik

La desinformación multiplataforma

Una característica importante de las campañas de desinformación mencionadas anteriormente es su naturaleza multiplataforma. Esto significa que, así como consumimos información de manera no lineal en diversos espacios, la información falsa no se limita a un solo lugar. Se publica inicialmente, por ejemplo, en YouTube, pero rápidamente se comparte en WhatsApp o Telegram, se republica en TikTok, Kwai y otras redes sociales.

Este factor impulsa la distribución de la desinformación y complica aún más su combate, ya que existe una limitación en la eliminación de un contenido específico en una sola red, pues seguirá circulando en otros espacios digitales y en distintos formatos.

¿Cuál es el papel de las plataformas en la difusión de la desinformación?

En los últimos años, a medida que avanzan los estudios sobre la circulación e impacto de la desinformación, los investigadores han señalado cómo las dinámicas propias de las plataformas digitales facilitan su propagación.

Sobre este tema, es importante destacar que las redes sociales son actualmente la principal fuente de información en todo el mundo. La investigación “Desigualdades Informativas 2024”, realizada por el Aláfia Lab, por ejemplo, mostró que el 51,6% de los brasileños prefiere informarse a través de redes sociales.

La predominancia de estas plataformas también complica la circulación de la información. Estudios indican que la dinámica de recomendación algorítmica, que sugiere contenidos en los feeds según los rastros digitales dejados por el usuario (producto de la llamada economía de la atención), genera lo que los investigadores denominan “filtro-burbuja” y “cámaras de eco”. Estos serían elementos fundamentales en el aumento de la polarización política y un terreno fértil para la desinformación.

El primer término fue acuñado por el investigador Eli Pariser para describir la personalización en la entrega de resultados por parte de los motores de búsqueda y las plataformas de redes sociales, lo que acaba creando “universos informativos únicos” para cada usuario.

El segundo término, por su parte, describe un espacio mediático cerrado en el que los mensajes se amplifican y reverberan de tal forma que, al ingresar en él, el ciudadano se distancia cada vez más de otras perspectivas que los contradicen.

La búsqueda de la atención de los usuarios también es un factor clave. En el libro “La máquina del caos”, el periodista Max Fisher muestra, por ejemplo, cómo la obsesión de las plataformas por maximizar el engagement llevó a promover grupos antivacunas entre madres en Estados Unidos:

“Las madres interesadas en temas de salud pasarán mucho más tiempo en la red si entran en grupos antivacunas. Por lo tanto, promover estos grupos, mediante cualquier método que capte la atención de los usuarios, aumentará el engagement”, escribió Fisher.

¿Qué están haciendo las plataformas?

En los últimos años, las empresas han formulado políticas internas para combatir las campañas coordinadas, los contenidos desinformativos, los perfiles falsos y los comportamientos “inauténticos”. Se han implementado decenas de acciones por parte de estas compañías, como el bloqueo de perfiles involucrados en acciones articuladas de desinformación. Sin embargo, investigadores y organizaciones de la sociedad civil brasileña e internacional señalan que estas medidas resultan insuficientes para mantener un entorno digital saludable, íntegro y confiable.

Además, en los últimos meses algunas plataformas han anunciado cambios en estas políticas, como la relajación de la moderación de contenidos y la reducción de verificaciones de datos, en aras de la libertad de expresión. Esta iniciativa ya ha generado preocupación entre expertos, quienes alertan sobre el posible aumento de la desinformación y los discursos de odio en estos espacios digitales.

En este contexto, gobiernos de todo el mundo están desarrollando o debatiendo medidas regulatorias para las plataformas digitales, con el objetivo de contener contenidos ilegales o perjudiciales y promover mayor transparencia por parte de estas empresas. Una de estas iniciativas, denominada Digital Services Act (Ley de Servicios Digitales), fue implementada en la Unión Europea y se considera uno de los principales referentes en materia de regulación estatal de estos servicios.

En Brasil, por ejemplo, el principal esfuerzo regulatorio reciente fue el Proyecto de Ley 2630, que finalmente fue archivado en 2024 en la Cámara de Diputados. No obstante, los debates sobre una posible regulación brasileña continúan tanto en el ámbito gubernamental como en la sociedad civil nacional.

*desinformante es un proyecto mediático desarrollado por Aláfia Lab que tiene como objetivo ser un espacio con información confiable sobre desinformación, analizando el impacto de este fenómeno en la sociedad y discutiendo formas para combatirlo.

Referências 

G1 – Fake news: entenda como funciona a fábrica de desinformação política no Brasil

Desinformante – Câmaras de eco, filtro bolha e polarização: do que estamos falando?

Desinformante – Com as mudanças da Meta, quais os efeitos para a desinformação?

NetLab (UFRJ) – Desinformação e campanha contra a imprensa

UNESCO – Jornalismo, fake news e desinformação: manual para educação e treinamento em jornalismo

Livro – “A máquina do Caos” de Max Fisher

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